De cómo un iPhone y algo de tecnología me ayudan con el Alzheimer de mi padre
Mi padre tiene Alzheimer. Se lo venía notando desde hace unos pocos años, pero las pruebas médicas lo diagnosticaron con certeza hace ya algún tiempo.
Como enfermedad degenerativa que es, va avanzando y el cerebro de mi padre va menguando en capacidades. Afortunadamente, hasta ahora es bastante autónomo, y las cosas que hace habitualmente, las sigue haciendo (conduce por trayectos de siempre, cocina cosas sencillas, hace la colada, la compra, plancha, sale al bar a charlar con gente y tomar su café… las actividades normales que hacemos cualquiera).
Sin embargo, en la parte de aprender o de lógica ya no opera bien. No es capaz de aprender cosas nuevas, o de relacionar conceptos sencillos. Esto, que podría parecer poco importante, complica mucho la toma de medicinas sobre todo cuando éstas cambian. También le hace imposible entender cómo funciona un móvil o un mando de televisión.
Dado que no vivo con él, y hasta que llegue el momento de que él venga a vivir con nosotros, he empleado alguna tecnología para poder atenderlo y, sobre todo, entender lo que me explica “a su manera”, en remoto.
He buscado soluciones económicas pero funcionales para resolver los siguientes problemas:
- Localizar a mi padre siempre.
- Localizar su bolso con sus cosas (llaves de casa, gafas, cartera, etc).
- Ver a mi padre en su casa, por las distintas habitaciones.
- Que mi padre pueda llamarme desde su móvil sin usar la agenda.
- Que mi padre pueda saber qué pastillas tiene que tomarse según la hora del día.
Localizar a mi padre y sus cosas
Antes, mi padre usaba un teléfono Android de Xiaomi del que entendía algunas pocas cosas. Mediante Google y su cuenta, lo podía geo-localizar cuando quisiera, pero tenía que entrar desde un navegador a su cuenta para ello. Por otro lado, puesto que muchas veces no sabía donde dejaba el bolso por su casa, le compré unos dispositivos Tile para localizar objetos cercanos mediante bluetooth, que también te indican la última posición conocida (por si se lo dejaba olvidado en algún sitio).
Tenía dos problemas con esta configuración: el engorro de localizar a mi padre por navegador web y que el Xiaomi desconectaba el bluetooth cuando le daba la gana, no pudiendo localizar los objetos.
Puesto que soy usuario de iPhone, porque me encanta la sencillez de iOS, le cambié el teléfono por un iPhone 6S de segunda mano, económico y funcional, sabedor de que:
- Cualquier problema con el teléfono se soluciona comprando otro, ya que la copia de seguridad de iOS permite recuperar toda la configuración del teléfono desde la nube. De esta forma, nada cambiaría para mi padre en el futuro, sería el mismo teléfono siempre.
- La integración de iOS con mi propio iPhone me facilita localizar a mi padre de la forma más fácil del mundo.
- Siri podría ayudarme con comandos vocales (Google también, pero no al nivel al que lo pretendía usar).
Así pues, tras configurar el iPhone a lo más básico posible (aquí Apple podría crear una configuración especial que permitiese simplificar aún más todo el sistema, como la agenda, que mi padre no es capaz de comprender), lo primero que hice fue permitir el seguimiento de su iPhone desde mi cuenta, de forma que me apareciese siempre que lo busque en la aplicación “Buscar” de iOS. De esta forma, ahora solo tengo que decir “Oye Siri, donde está papá” y, automáticamente, me aparece en un mapa su posición, sin tener que hacer nada más. Primer problema, solucionado.
El segundo problema se solucionó solo al cambiar al iPhone, porque el bluetooth no volvió a fallar nunca, por lo que siempre tengo localizado el bolso de mi padre. Ya me ha ayudado varias veces la aplicación a encontrarlo por la casa, porque mi padre lo había dejado en algún sitio no habitual y no lo conseguía encontrar.
Ver a mi padre
El tercer problema, ver a mi padre y lo que hacía, lo solucioné comprando unas cámaras con control remoto. En mi caso, unas DLink Full HD con plataforma giratoria, altavoces/micrófono y visión nocturna. Esto solucionó varios problemas a la vez:
- Me permite ver a mi padre en cualquier momento.
- Puedo hablar con él en directo, en plan walkie-talkie.
- Cuando me llama para explicarme algo “en su idioma” (porque, desafortunadamente, ha perdido vocabulario o le llama a una cosa por el nombre de otra), miro la cámara y veo a qué se refiere.
- Cuando quiere que le ponga el fútbol, le voy indicando paso a paso qué mando de la tele debe coger (el de la tele o el del decodificador), a qué menú tiene que ir para pasar de tele a HDMI, y qué canal tiene que poner al final en el decodificador). Esto puede parecer una tontería, pero hacerlo sin ver lo que él hacía en pantalla, era muy difícil. Llegué a estar 30 minutos al teléfono para conseguir ponerlo sin las cámaras. Ahora lo hago en 1 minuto o 2, a lo sumo. Hay que tener en cuenta que él no entiende los botones de los mandos, si le dices “dale hacia arriba” no sabe qué le quieres decir, y cuando le da, a veces no apunta a la tele y no llega al menú donde debería estar (en tu plan formado en tu cabeza).
Siri y los atajos de iOS al rescate
El cuarto problema, empezó a ocurrir hace poco tiempo: ya no entiende cómo funciona la agenda del iPhone. Sabe que allí están todos sus amigos, pero no sabe cómo usarla para llamar a ninguno (que, básicamente, es pulsar en el nombre y luego en el icono de llamar o sobre el número de teléfono). Mi primera opción fue añadir un Atajo con los favoritos para que solo tuviese que pulsar sobre “Marcación rápida” y luego la persona, y que ya llamase. Funcionó, pero lo limitaba a llamar solo a las personas de esa lista.
Finalmente, me di cuenta de que yo usaba mucho la opción de “Oye Siri, llama a papá”, así que le enseñé a llamar con Siri. Funcionó la primera tarde, al día siguiente ya no se acordaba, así que le pegué por detrás del teléfono una etiqueta con la frase “Oye Siri, llama a …” y así conseguí que llame siempre con Siri. Ahora sabe que puede llamar a cualquier nombre de la agenda, por lo que “…llama a Carlos” o “…llama a María” le permite llamar a sus amigos sin tener que usar la agenda para nada.
Finalmente, el quinto problema, el tema de las pastillas diarias que toma, unas por la mañana y otras por la noche, y que al principio lo llevaba perfectamente, acabó también por complicarse. Ya no sabe cuáles tocan cuándo, incluso aunque esté escrito en un papel: “por la mañana: tal y tal, por la noche, cual y cual”. Demasiadas instrucciones a procesar él solo y se bloquea. La solución obvia es que me llamaba todos los días para preguntarme, al levantarse y al terminar de cenar. El único problema era que, si yo no estaba localizable por algún motivo, se ponía nervioso.
Recordé entonces el tema de los Atajos de iOS, nuevamente: es posible programar casi cualquier cosa con Atajos. Así pues, me puse a ver cómo podía hacer un atajo que, bien fuese por la mañana (antes de las 12), o por la noche, le indicase las pastillas correctas a tomar. Luego, solo había que darle como nombre algo que Siri pueda entender para que se ejecute. Y así fue: “Oye Siri, que pastillas tengo que tomar”. Desde ese momento, y para asombro de mi padre (tuve que convencerlo de que esa “máquina” nunca se va a equivocar y le va a decir siempre lo mismo que yo), cada vez que le pregunta al teléfono, le dice correctamente lo que tiene que tomar. La frase, obviamente, la tiene escrita en un papel.
Conclusiones
La tecnología te puede ayudar mucho con estas situaciones. Es posible que, en el ecosistema de Google en Android, se pudiese hacer lo mismo (o casi, los Atajos de iOS son una maravilla al estar integrados con Siri, de forma que mi padre no tiene que interactuar con un interfaz gráfico, sino simplemente hablar), pero desde luego el tenerlo todo integrado entre mi iPhone y el suyo (buscar a mi padre, sus cosas con Tile, aunque también podría estar usando los Airtags, pero ya tenía los Tile de antes) y que tenga Siri siempre a mano le está facilitando su vida como persona autónoma.
Estiraremos esa autonomía tanto como podamos, mientras sea seguro. Él está contento de seguir siendo autónomo, dentro de sus posibilidades. De no sentirse una carga para nadie, de poder hacer cosas por sí mismo.
Y eso es muy importante porque, en cuanto deje de hacer cosas, esa parte de su cerebro desaparecerá para no volver. Por eso, y así me lo transmiten también sus médicos, es importante que estiremos su autonomía tanto como sea posible.
Finalmente, el coste de la tecnología que he empleado, por si a alguien le sirve como referencia, es el siguiente:
- iPhone 6S de segunda mano pero con garantía de 2 años: 120€
- Dos dispositivos Tile: 20€ cada uno.
- Cuatro cámaras de vigilancia: 50€ cada una.
En total, 360€ en dispositivos. Es poco, muy poco, en comparación con la ayuda que me están suponiendo.